Si bien no nombró directamente a Javier Milei, Lula dijo que "la democracia corre peligro porque la negación de la política hace ocupar espacios a sectores extremistas, como ya ocurrió en Brasil, como está ocurriendo en Argentina y en otros países".
Los dichos del presidente brasileño se produjeron en una reunión con su par estadounidense, Joe Biden, en el marco de la Asamblea General de la ONU en Nueva York.
Tiempo atrás, el líder del PT había dicho que si Milei llega al poder "podría implicar un retroceso de más de 40 años en América Latina", y aseguró que su gestión podría ser «peor que la de (Jair) Bolsonaro".
Desde que ganó las PASO el 13 de agosto pasado, el líder de la Libertad Avanza despierta preocupación en sectores cercanos a Biden y a Lula, en sus respectivos países.
Basta recordar que el demócrata debió enfrentar la resistencia de Donald Trump a reconocer su triunfo electoral de 2020, además del asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021. Lula, a su vez, soportó el ataque de los partidarios de Bolsonaro a los edificios públicos en Brasilia a comienzos de este año, pocos días después de su regreso al poder.
Todas las propuestas del candidato libertario preocupan a Lula: desde su intención de dolarizar la economía y abandonar el Mercosur, hasta dejar de comercializar con su país porque lo considera "comunista".
Por si fuera poco, Milei prometió retirar a la Argentina de los BRICS, el bloque de países que lideran China, Rusia, India, Sudáfrica y Brasil, y representa actualmente el 36% del PBI mundial y el 46% de la población del planeta.
Mientras Lula alertaba sobre el crecimiento de Milei, el diputado federal por San Pablo, Eduardo Bolsonaro, consideró que un ascenso al poder del libertario favorecería que Brasil «retome el camino de la libertad».
"Con vecinos libres de socialismo (en referencia al gobierno de Alberto Fernández), Brasil tiene un ambiente más favorable para retomar el camino de la libertad. Aguante, Javier Milei", twiteó el hijo de Jair Bolsonaro.
Todo este cruce de declaraciones se produce días después de que el Supremo Tribunal Federal, la máxima instancia judicial de Brasil, anulara las pruebas obtenidas en el caso Lava Jato, al considerar que fueron obtenidas de forma ilegal por el ex juez Sergio Moro y los ex fiscales.
Moro fue ministro de Justicia de Bolsonaro luego de haber encarcelado a Lula y hoy es senador opositor.
La Justicia afirmó que fue un «error histórico» el dictamen de prisión contra el líder del PT y comparó lo ocurrido con las torturas que la dictadura ejerció contra los presos políticos.
Indicó que las supuestas confesiones forman parte de artilugios ilegales de «tortura psicológica» que tuvieron como objetivo, entre otros, obtener pruebas falsas contra inocentes, a la vez que calificó como «algo armado» la condena a prisión que proscribió a Lula de las elecciones de 2018.
Un golpista condenado
El 1° de enero de este año, Lula, de 77 años, asumió su tercer mandato como presidente de Brasil, tras su ajustado triunfo en el balotaje ante Bolsonaro con el 50,9% de los votos.
Desde ese momento, miles de simpatizantes de derecha realizaron cortes de ruta y manifestaciones frente a cuarteles militares para pedir una intervención, porque consideraban que hubo fraude electoral.
Y el 8 de enero, militantes bolsonaristas, irrumpieron en Brasilia atacando a las sedes de los tres poderes, en un claro intento de golpe de estado.
Sobre ese hecho, días atrás se produjo la primera condena: 17 años de prisión contra Aecio Lucio Costa Pereira, uno de los participantes del ataque.
Pereira, de 51 años, fue condenado por los cinco delitos de lo que lo acusó la fiscalía: daños agravados, deterioro del patrimonio público, abolición violenta del Estado democrático de derecho, golpe de Estado y asociación delictiva.
Además de Pereira, hay otros tres juzgados: Assis Mathar, Moacir José dos Santos y Matheus de Carvalho Lázaro.
Se trata de un duro fallo del Supremo Tribunal Federal por delitos contra la Constitución.
En total, la Procuraduría General de la República presentó 1.390 denuncias contra personas acusadas de participar en el intento golpista.
Esta es la primera vez que una corte brasileña juzga a civiles por un intento de golpe de Estado. (INFOYDATA. Cecilio Panella)
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